martes, 28 de febrero de 2017

KEVIN OÑA

RIMA XL


Su mano entre mis manos, 
sus ojos en mis ojos, 
la amorosa cabeza 
apoyada en mi hombro, 
Dios sabe cuántas veces 
con paso perezoso 
hemos vagado juntos 
bajo los altos olmos 
que de su casa prestan 
misterio y sombra al pórtico. 



Y ayer... un año apenas, 
pasado como un soplo, 
con qué exquisita gracia, 
con qué admirable aplomo, 
me dijo al presentarnos 
un amigo oficioso: 
?¡Creo que en alguna parte 
he visto a usted! ¡Ah, bobos, 
que sois de los salones 
comadres de buen tono, 
y andabais allí a caza 
de galantes embrollos: 
qué historia habéis perdido, 
qué manjar tan sabroso 
para ser devorado 
sotto voce en un coro 
detrás del abanico 
de plumas y de oro...! 



Discreta y casta luna, 
copudos y altos olmos, 
paredes de su casa, 
umbrales de su pórtico, 
callad, y que el secreto 
no salga de vosotros. 
Callad, que por mi parte 
yo lo he olvidado todo; 
y ella... ella, no hay máscara 
semejante a su rostro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario